La inspección obligatoria debe hacerse al menos una vez cada cuatro años, y la caldera es necesario revisarse cada dos años. No sólo para garantizar un correcto mantenimiento y evitar accidentes, sino también por cuestiones de eficiencia energética.
La inspección obligatoria debe hacerse al menos una vez cada cuatro años, y la caldera es necesario revisarse cada dos años. No sólo para garantizar un correcto mantenimiento y evitar accidentes, sino también por cuestiones de eficiencia energética.